Las familias empresarias adolecen, en la mayoría de los casos, de una perspectiva unidireccional de la problemática propia de las empresas familiares.
Diferenciar entre familia empresaria, empresa familiar, propiedad y perspectivas individuales de cada uno de los miembros de la familia, requiere de una formación que permita establecer las particularidades de cada situación y las dinámicas de sus relaciones.
No tendrá la misma necesidad una empresa de hermanos que una de primos, ni una de primos con estructuras de gobierno definidas y consolidadas que una que se las plantea por primera vez. Por ello, los programas de las sesiones de formación específicos se construyen siempre a medida de cada necesidad.
Cada familia es única, con sus necesidades, inquietudes y preocupaciones. El diseño de programas formativos a medida de las características de cada grupo familiar, también en función de su situación generacional, es muy importante para cuestiones como, por ejemplo:
La capacitación de los accionistas, especialmente aquellos miembros de la familia que no trabajan en la empresa ni se dedican profesionalmente al mundo empresarial, es fundamental.
Conocer bien la empresa de la que se es accionista (productos o servicios, sector, mercado y competidores, proveedores y clientes), sumado a una formación básica de gestión empresarial, hace que los accionistas sean mejores miembros del Consejo de Administración para la familia, y propietarios más responsables y comprometidos.
Tras sensibilizar llega el momento de realizar la diagnosis de la situación mediante el programa que yo he bautizado como CÍRCULO F DE FAMILIA.
Mi filosofía es no creer en las soluciones rápidas y prefabricadas. Cada caso merece una atención especial. Por ello, he diseñado una fórmula para poder desentrañar cuáles son todos los puntos conflictivos que pueden subyacer en una empresa familiar en concreto, antes de proponer cualquier tipo de solución.
Son muchas las situaciones que pueden detectarse, por ejemplo:
Con un buen informe diagnosis llega el momento de plantear cuáles son los posibles escenarios de continuidad. Es necesaria la implicación de toda la familia para establecer una correcta Hoja de Ruta que muestre la visión compartida, el modelo de comunicación, cómo afrontar la sucesión, etc.
La construcción del Plan Estratégico Familiar es un paso importantísimo para la familia empresaria esté en la generación que esté.
Una definición clara de los objeivos de la familia con respecto a la propiedad y a la empresa, como un conunto de procedimientos y acuerdos suscritos por sus miembros para lograr la regulación de las relaciones entre la familia, la propiedad y la empresa, nos permite diferenciar los espacios de información y toma de decisiones (órganos de gobierno), mejorar la gestión del talento, prevenir conflictos y canalizar soluciones.
Cuando hacemos todo esto, estamos elaborando un Protocolo Familiar, un código de conducta.
El gobierno corporativo es otro ámbito en donde los empresarios estiman que se tiene más margen de mejora. La profesionalización de las decisiones, la implantación y articulación de un gobierno corporativo en forma de Consejo de Familia, facilita la comunicación de la visión de la familia al gobierno de la empresa.
El Consejo de Familia cohesiona la propiedad, promueve la continuidad y protege la visión compartida de todos sus miembros (accionistas presentes y futuros). Y resulta ser un estupendo campo de entrenamiento para las futuras generaciones.
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